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10 de abril de 2013

MANUAL DEL CORRUPTO (2da Parte)


Victor Ml. Caamaño



En nuestras sociedades latinoamericanas y por efecto de variados factores, el empresariado ha sido uno de los sectores con un desarrollo más lento, tan lento como el de nuestras sociedades. Primero deberíamos citar la estrechez de los mercados existentes debido a la división política que imponen países muy pequeños y de pocos habitantes, y en segundo termino, nuestra historia plena de dictaduras de todas las clases y colores políticos las que, en función de mantener el poder absoluto en manos del tirano, han frenado el desarrollo de una clase empresarial definida y fuerte que los cuestionara.

Existen dos sectores dentro de este segmento social los cuales en algunos espacios se confunden por su indefinición: los empresarios y los dueños de empresas. Ambos son poseedores de unidades de producción pero sus visiones son diferentes y en la práctica, opuestas.

LOS EMPRESARIOS tienen una visión a mucho más largo plazo; sus empresas son sus creaciones propias, fruto de horas de sueños y esfuerzos, son casi hijos creados por ellos mismos y su ambición última es la que sus empresas crezcan y sean heredadas por sus descendientes y para ello son abanderados de la estabilidad social. Ven sus empleados como un activo importante en la cadena de producción y tratan en mayor o menor medida de mantenerlos en su organización ofreciéndoles estándar de vida mejores que el resto de la sociedad.

LOS AMOS DE NEGOCIOS, como personalmente les llamo, son aquellos que persiguen el beneficio como primera y única motivación, a nivel económico son capaces de cualquier cosa para lucrarse rápidamente y le llaman habilidad. Contrabandos, engaños, explotación despiadada de quienes con sus esfuerzos le producen el beneficio, en definitiva no tienen ninguna conciencia social del papel que deben jugar. No tiene la menor importancia si el país se hunde o si el sistema que los favorece se fractura, en definitiva casi siempre tienen dinero en el extranjero donde interiormente desean radicarse cuando sus actos produzcan el desenlace social que saben que están provocando.

Cuando un AMO DE NEGOCIOS actúa como un corruptor para evadir impuestos o para obtener privilegios en ordenes de compra etc., está en primer termino destruyendo el sistema que los beneficia y los protege, pero mucho más importante; está creando un sector social corrompido y sin ética que terminará deseando su negocio y obteniéndolo a como dé lugar gracias al dinero que ellos mismos le proporcionaron, “cría cuervos y te sacarán los ojos”.

Hay algo mucho más importante como resultado de el fenómeno de la corrupción: éste sector social corrupto va a hacer de la política su negocio y como el dinero que tienen es un dinero fácil, serán capaces de arriesgarlo en gran parte para lograr mantenerse en el gobierno, para influir en la política, para controlar el poder, para mantener las posiciones que le permiten el
enriquecimiento ilícito pero fácil y terminarán violando los Derechos Humanos y destrozando el país y las empresas establecidas.

El empresario es el individuo contacto entre la corrupción y la sociedad y es paradójicamente el que más perderá cuando los pueblos lleguen a la desesperación explosiva.


 
Cuando se instala un nuevo gobierno por lo general el Presidente delega en su colaborador más cercano la conformación del cuerpo consular a ser acreditado en el extranjero. Cuando se conoce esta delegación la casa y el despacho de dicho futuro
funcionario se convierte en un lugar de obligada visita por todos aquellos que hicieron política a favor del candidato y también por muchos de los que "INVIRTIERON" en la campaña. Es bueno resaltar que el termino empleado no
es aportaron a la campaña, sino INVIRTIERON y ahora van en búsqueda de los beneficios de su inversión. Unos invirtieron tiempo en politiquear y otros invirtieron dinero, pero por regla casi general nadie lo hizo por un ideal o por bien del país, aunque así lo afirmarán una y otra vez, lo hicieron para sacar beneficios personales y así lo exigirán.

En esta etapa se iniciara una gran negociación con características de subasta dentro de los partidarios triunfantes y todas las posiciones serán subastadas salvo dos o tres consulados que el Presidente reservará para amigos y correligionarios especiales y también para acallar o comprar a algún opositor importante o periodista rebelde.

Se negociarán los consulados no por la capacidad o idoneidad de los que van a representar comercialmente al país en el extranjero, tampoco se tendrá en cuenta la honorabilidad del postulante y mucho menos su nivel cultural, ni siquiera se tomará en cuenta si sabe o no comer decentemente en una mesa.

Nunca se pensará en la vergüenza que pueda enrostrarle a la Patria cualquier arribista indigno y sin educación. El único parámetro a tener en cuenta serán las comisiones o remesas que ese cónsul deberá depositar en una determinada cuenta bancaria personal.

Cuando el nuevo Cónsul es instalado en su país de destino ya ha sufrido una metamorfosis radical. Del político popular y complaciente que se esforzaba por congraciarse con el pueblo votante se habrá convertido en un individuo inalcanzable, que se siente disminuido en su dignidad casi "Aristócrata" si se expone al contacto con el "populacho" molestoso.

Nuestro arrogante servidor se instalará y alguna secretaria o funcionario servil y apostando a no ser cancelado de su posición, se le acercará para informarle qué y cómo lo hacia su antecesor, confesiones que le costarán el puesto finalmente por no ser de confianza y conocer demasiado el rejuego interno de esa dependencia. Por supuesto que aceptará las sugerencias y traerá sus propias innovaciones, mucho más beneficiosas.

Los métodos para engañar y robar a los ciudadanos residentes o visitantes en ese país serán muy variados, como también para extraer beneficios ilícitos del comercio bilateral.

Alterarán los precios para renovar los pasaportes, para legalizar cualquier documento, jugarán con la urgencia del ciudadano: "si quiere su documento para mañana es un precio y si no el documento estará listo la próxima semana". Todas las triquiñuelas se emplearán para exprimir inmisericordemente al ciudadano residente en ese país. Casi nunca se expedirán recibos sobre los
costos de la operación y nunca serán contabilizados.

En algunos países, como el mío, que es República Dominicana, existen un documento llamado Factura Consular, ese documento debe legalizar las facturas comerciales de todo cuanto se importe desde ese país y ningún barco podrá
atracar en puerto dominicano si toda la carga a ser desmontada no se encuentra amparada por dicha factura. En vista de que la violación a este reglamento conlleva una altísima multa para la compañía naviera, ningún barco zarpará hacia su destino sin estas facturas. Por supuesto como la estancia de un barco en puerto tiene un costo de varios miles de dólares diarios, el cónsul o funcionario encargado de firmar esta factura se esconderá y otro empleado exigirá mucho dinero por localizar a dicho funcionario con el objeto de que la factura sea firmada. Esta es una de las formas de extorsión y corrupción más beneficiosa para el cónsul y su ministro benefactor.

El resultado lo hemos visto ya: una disminución en la credibilidad y honorabilidad del cuerpo consular latinoamericano, cónsules apresados por tráfico de drogas, abusos, explotación y en definitiva una gran vergüenza nacional por el desempeño profesional y personal de estos "servidores públicos" triunfantes en el que hacer político.

Además los servicios que debe brindar dicho consulado se verán disminuidos a su mínima expresión porque el interés fundamental es producir dinero no servir al público.

La corrupción lo daña todo, nuestra imagen, los servicios a que tenemos derecho y un daño mucho peor es que, en su propia Patria ese cónsul millonario desvirtuará y prostituirá las aspiraciones de la juventud, el exitoso no es el profesional, no es el honesto, no es el trabajador, el exitoso es el LADRON y por lo tanto la mentalidad de los jóvenes será marcadas para siempre y su meta principal será llegar a una posición en el Gobierno para poder "hacerse rico". 

 

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