Rodney
Peña P.
Buscando
en internet he encontrado un documento que me llamo la atención y quiero
compartirlo con ustedes en diferentes partes comenzando por decir que el autor
de este es Víctor Ml. Caamaño y este documento fue escrito
en el 1999 disfruten el texto.
Hemos tratado de
desarrollar este manual, no para adiestrar a los corruptos, ellos
son maestros del
ingenio y del uso de las oportunidades para enriquecerse, sino
para que los demás
vean que este cáncer social nos afecta en todos los sentidos
y en todas nuestras
actividades, y que si no lo erradicamos seremos destruidos por él
Victor Ml. Caamaño
Para hablar del proceso de
degeneración individual que lleva a muchos a la corrupción hay que dividir los
corruptos en tipos, y también hay entender el crecimiento de los valores
negativos o anti-valores en la sociedad. No todos los corruptos actúan por
procesos similares de pensamiento. Existen los decididamente delincuentes, que
llegan al gobierno para enriquecerse rápidamente usando su posición
en el Estado. Estos van a hacer fortunas desde el gobierno o mediante el
tráfico de drogas, o secuestros, asaltos, o cualquier método a su alcance.
Desde luego, el método que le proporciona mayor satisfacción es una posición en
el gobierno por el "reconocimiento" que les proporciona,
reconocimiento que es igual de importante que el dinero para ellos.
De estos no hay que hablar
mucho por que son parte de la canalla que produce una sociedad, la escoria del
proceso social en una sociedad materialista en donde lo más importante no es
SER sino TENER.
Pero existe otro tipo de
personas que inicialmente no pensaron hacer "lo mal hecho" y los que
poco a poco van sucumbiendo debido a una personalidad débil, a valores morales
no muy definidos y empujados en muchos casos por la necesidad o el temor a un
futuro incierto, ya que no tienen ningún tipo de seguridad social para
enfrentar la vejez. La sociedad con su indiferencia para con sus servidores es
muchas veces responsable de estos resultados.
Primero comenzarán por la
relación con un funcionario corrupto que al provenir, generalmente, de un bajo
estrato social siente una necesidad imperiosa de que los demás vean "lo
bien que vive" y los lujos que se puede proporcionar. Por esa necesidad
patológica se convierte en derrochador y amante de hacer invitaciones
frecuentes que van trabajando al hombre común y éste comienza a ver con cierta
normalidad las actividades inmorales que ejecutan los funcionarios para lograr
el estándar de vida que enseñan con orgullo y regocijo. Luego terminarán con
una especie de admiración por la "habilidad" del "Don
nadie" que se cree incorporado a la aristocracia social.
Sin proponérselo este
delincuente va contagiando el mal y propagando la epidemia. Después, el
empleado común comenzará a recibir ciertos regalitos que le obsequiarán
aquellos que dependen de sus decisiones rápidas y de sus servicios en el tren
administrativo. Por último se cumplirá la máxima que reza "Quien no vive
como piensa, terminará pensando como vive" y comenzará a aceptar dádivas y
a realizar favores especiales que irán proporcionándoles ciertas comodidades y
terminará convirtiéndose en un corrupto mediocre. Un ladronzuelo de poca
monta que será despreciado por todos, incluyendo aquellos delincuentes que le
carcomieron sus débiles posiciones morales y quienes hablarán con desprecio de
él para fingir una falsa honestidad que ellos creen adecuada a "su nueva
posición social".
Los antivalores que permiten
que se extienda la gangrena social están retratados por un refrán popular
recogido por un famoso tango que dice: "tanto tienes, tanto vales".
Esta sentencia es el máximo reconocimiento a la mediocridad existencial.
Los "hombres
sombras" de la sociedad no se valorizan por ser personas humanas, sino por
los ceros de su cuenta bancaria. No se enorgullecen de las virtudes cultivadas,
ni por la personalidad desarrollada; se enorgullecen por el carro que guían; no
se sienten realizados por los conocimientos y experiencias adquiridos sino por
la cabaña que poseen en la playa, etc.
El "sentido común",
que no es igual que el "buen sentido", les apremia a aprovechar la
oportunidad para su propio beneficio sin reparar el terrible daño que le hace a
su pueblo y finalmente a si mismos y a sus familiares. El Honor, La Palabra y
la Seriedad que conlleva la Dignidad del ser Humano son totalmente desconocidos
por ellos y se burlan de esos conceptos al igual que los ignorantes hacen
chistes sobre las computadoras que no comprenden.
Para resumir; el corrupto
pertenece a la clasificación de "los nuevos ricos" cuya conducta
siempre será disonante para todos los niveles sociales por su falta de
autenticidad. Estos elementos pueden identificarse generalmente por el cambio
en su conducta personal cuando
ocupan una posición en el gobierno. Decía la antigua sabiduría china recogida
por Confucio que: "cuando una persona cambia su personalidad al ocupar una
posición es una señal clara de que la posición es superior a la persona" y
nuestra experiencia nos ha enseñado que estas personas de autoestima tan baja,
serán capaces de cualquier cosa con el fin de mantener la imagen creada para
ocultar su incolora existencia y su pobrísima vida interior que revela su
mediocridad personal.
Pero, además de los
delincuentes de "cuello blanco" y de la plastilina social que se deja
envolver en conductas y prácticas egoístas y traidoras, prácticas que van
destruyendo sus naciones junto al futuro de sus descendientes, existe otro tipo de elemento que carga sobre
sus hombros igual responsabilidad que los anteriores sin los beneficios
materiales de los delincuentes. Este otro tipo de elemento social que por
paradoja es el principal perjudicado de toda esta locura de enriquecimiento ilegal, es
el ciudadano indiferente.
El indiferente permite que se
les conculquen sus derechos a una vida mejor, deja que se sacrifique su salud y
la de los suyos al permitir el robo en los presupuestos de salud pública,
condena a sus hijos a un existencia miserable al permitir la corrupción en el
sistema educativo, ha aceptado comer cada vez menos al permitir la devaluación
de sus monedas para beneficio de aquellos que después de cada elección
demuestran no conocerlos, en fin, permiten que les destrocen sus vidas
trabajadas dura y honradamente para beneficio de los vivos que han hecho de la
"política" su profesión.
Para destruir un país mediante
la corrupción es necesario:
Dirigentes ambiciosos y sin
moral y,
Un pueblo indiferente e
insensible ante su propia desgracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario